Globalización
y Ambiente.
Antagonismo
Supremo Hacia un Proceso de Desarrollo
Dra.
Ninell Dedios Mimbela
ndedios@cidmaperu.org
Cualquier
variación, por más ínfima que parezca, constituye una pequeña muesca que
modificará un sistema hasta el punto de hacerlo imprevisible.
Teoría del caos
Los
esquemas mentales no cambian de la noche a la mañana y esto es verdad tanto en
los países desarrollados como en los subdesarrollados.
Joseph Stiglitz, 2002
Desarrollada a la par con el capitalismo, la
globalización se ha convertido en un fenómeno irreversible por los altos
niveles de sistematicidad y sincronicidad que alcanza. Se asiste a una
retroalimentación e incentivos mutuos con componentes que se transforman para
adaptarse, evolucionar y modernizarse, siendo su representación, expresada en
relaciones simbióticas de la sociedad, en las cuales se han creado escenarios
en las que el tiempo y el espacio no constituye barreras.
Por ello, la naturaleza y magnitud de las
preocupaciones ambientales incrementa su nivel de globalidad, al ser la
economía global la principal contribuyente de los mayores impactos ambientales
globales. No obstante, los impactos ambientales por causas antrópicas, son
extremadamente globalizados al encontrar similares problemas en diferentes lugares
con diferentes idiomas, diferentes culturas, pero con una causa común que “la
falta de consciencia hacia lo que se tiene”.
De esta manera, la permanencia de los recursos
naturales se ven ciertamente limitados puesto que la velocidad de explotación supera
el ritmo de su crecimiento, y aunque no lo creamos posible, son las economías,
los factores directamente incidentes sobre estos impactos que en muchos casos
son irreversibles. Como consecuencia de ello podemos percibir un cambio
climático que va en aumento en las cuales, las sociedades están expuestas a
grandes amenazas y todo el contexto biótico que la conforman. Asimismo surge la
inquietud por saber...¿Que tanto estamos globalizados?. En este nuevo entorno
global, se hace necesario comprender que “ante lo global se afirme lo regional
y lo local”,
La hipótesis de este ensayo estriba en que el
aliciente mercantil derivado de la globalización y de la liberalización
comercial en el mundo supondrá sin duda un mayor deterioro del medio ambiente
en América Latina que se unirá a los tradicionales problemas ambientales
heredados de la colonización y de la denominada revolución verde, ya que las
necesidades del comercio exterior y la búsqueda de beneficios tangibles a toda
costa están desembocando en una ampliación, quizás incontrolable de las áreas y
de los recursos naturales, siendo los sectores de mayor amenaza la agricultura
y la minería pues constituyen las dos fuentes contaminantes y de degradación
ambiental de primer orden en América Latinoamérica.
Como entender
la Globalización
Existe una amplia polémica conceptual acerca del
término globalización. Muchos sostienen que el término “globalización” no es
apropiado porque supondría un fenómeno equitativo mundial, es decir, donde se
considera que a todos los países se les beneficia por igual. Lo que estamos
viviendo actualmente nos da muestras que la desigualdad al interior y entre
países, regiones y bloques se ha agrandado en los últimos veinte años, por
tanto esta consideración estaría dejando de lado las variables políticas,
sociales, geográficas culturales y étnicas propias de cada país. En general
podemos sostener que el término globalización en particular es usado por muchos
pero definido por pocos. Los diferentes significados que se le atribuyen a este
concepto tienen diferentes consecuencias para el mundo.
¿Cómo definir
las señas de identidad de América Latina en un mundo globalizado?
Desde la década de los años 80 se han hecho más
evidentes algunos de los problemas ambientales de alcance internacional, que
más preocupan a la humanidad, tales como el agotamiento de la capa de ozono; el
efecto invernadero; la pérdida de la diversidad biológica; la contaminación
urbana; el tráfico trasfronterizo de desechos peligrosos; la contaminación de
los mares, océanos y zonas costeras y el deterioro ambiental asociado a las
condiciones de subdesarrollo y pobreza en que viven las tres cuartas partes de
la población mundial. Se calcula que 60% de los pobres del Tercer Mundo viven
en áreas ecológicamente vulnerables.
Ante esta realidad, constituye un lugar común
afirmar que por motivos histórico-culturales, económicos y políticos de diversa
índole las cuestiones ambientales no han preocupado demasiado en América Latina
de manera tradicional. La escasa concienciación popular o de la contaminación
"importada" desde los países centrales, fruto de la secular posición
adjudicada a Latinoamérica en el sistema capitalista mundial.
Para comprender mejor el alcance de este fenómeno
es necesario exponer las consecuencias más relevantes que sobre el medio
latinoamericano ha tenido la llamada revolución verde.
La revolución
verde: una estrategia capitalista y transnacional
Desde su existencia, la revolución verde, como era
de esperar, no eliminó el hambre ni la miseria en el campo latinoamericano,
pero agrandó las diferencias entre agricultores pobres y agricultores ricos y
estimuló la concentración de la tierra, elevando su precio y al de los
arrendamientos, al mismo tiempo que incrementaba la deuda externa de estos
países. Asimismo, la utilización masiva de insumos y el empleo de variedades
genéticas de alto rendimiento, a veces todo ello de forma innecesaria y
desmedida, condujo al endeudamiento de los campesinos latinoamericanos, a un
aumento de los costes de producción y al deterioro del medio natural.
Como señala Neto (1986), el monocultivo implica la
disminución al máximo de la diversidad natural de los ecosistemas que permiten
el mantenimiento de los equilibrios naturales. El resultado más evidente es la
reducción de la diversidad de estos ecosistemas y la expansión de especies
perjudiciales desde los puntos de vista económico y ambiental debido a la
desaparición del mecanismo natural de control. Incluso muchos productos
fitosanitarios de uso común en la agricultura latinoamericana están prohibidos
o severamente controlados en los países desarrollados por tener un alto grado
de toxicidad y poder contaminante.
Reflexión Final
La defensa de la ecología, la protección ambiental
o el desarrollo sostenible son conceptos que se han convertido incluso en algo
rentable para la imagen de empresas, instituciones y gobiernos de diverso
signo. Todo el mundo intenta colocar una "etiqueta verde" sobre sus
actividades y gestiones, aunque muchos de los agentes que han contribuido a la degradación
ambiental por todos los rincones del planeta se hayan transformado de repente
en defensores a ultranza de los valores ecológicos. También es cierto que tanto
en los países desarrollados como en los subdesarrollados cada vez existen más
colectivos (ONGs, grupos ecologistas, sindicatos, asociaciones de agricultores,
movimientos populares socio-ecológicos…) y amplias capas de ciudadanos que
adquieren conciencia plena del carácter finito de los recursos, de la
insostenible degradación ambiental y del deber acuciante de legar a las
generaciones venideras un medio sano y sin hipotecas, que sea capaz de
satisfacer sus necesidades.
Resulta difícil que la globalización, pueda deparar
para América Latina y los demás países subdesarrollados del mundo un deseable
equilibrio entre la producción y la conservación de la Naturaleza. De nada
sirve preocuparse por el efecto invernadero, los alimentos transgénicos, la
destrucción de la selva tropical o la erosión y contaminación provocadas por la
agricultura intensiva y comercial si se hace al margen, la lógica que alienta
todo el proceso económico capitalista.
Bibliografía
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