miércoles, 6 de mayo de 2015

Globalización y Ambiente. Antagonismo Supremo Hacia un Proceso de Desarrollo

Globalización y Ambiente.
Antagonismo Supremo Hacia un Proceso de Desarrollo
Dra. Ninell Dedios Mimbela
ndedios@cidmaperu.org


Cualquier variación, por más ínfima que parezca, constituye una pequeña muesca que modificará un sistema hasta el punto de hacerlo imprevisible.
Teoría del caos

Los esquemas mentales no cambian de la noche a la mañana y esto es verdad tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados.                    Joseph Stiglitz, 2002

Desarrollada a la par con el capitalismo, la globalización se ha convertido en un fenómeno irreversible por los altos niveles de sistematicidad y sincronicidad que alcanza. Se asiste a una retroalimentación e incentivos mutuos con componentes que se transforman para adaptarse, evolucionar y modernizarse, siendo su representación, expresada en relaciones simbióticas de la sociedad, en las cuales se han creado escenarios en las que el tiempo y el espacio no constituye barreras.
Por ello, la naturaleza y magnitud de las preocupaciones ambientales incrementa su nivel de globalidad, al ser la economía global la principal contribuyente de los mayores impactos ambientales globales. No obstante, los impactos ambientales por causas antrópicas, son extremadamente globalizados al encontrar similares problemas en diferentes lugares con diferentes idiomas, diferentes culturas, pero con una causa común que “la falta de consciencia hacia lo que se tiene”.
De esta manera, la permanencia de los recursos naturales se ven ciertamente limitados puesto que la velocidad de explotación supera el ritmo de su crecimiento, y aunque no lo creamos posible, son las economías, los factores directamente incidentes sobre estos impactos que en muchos casos son irreversibles. Como consecuencia de ello podemos percibir un cambio climático que va en aumento en las cuales, las sociedades están expuestas a grandes amenazas y todo el contexto biótico que la conforman. Asimismo surge la inquietud por saber...¿Que tanto estamos globalizados?. En este nuevo entorno global, se hace necesario comprender que “ante lo global se afirme lo regional y lo local”,
La hipótesis de este ensayo estriba en que el aliciente mercantil derivado de la globalización y de la liberalización comercial en el mundo supondrá sin duda un mayor deterioro del medio ambiente en América Latina que se unirá a los tradicionales problemas ambientales heredados de la colonización y de la denominada revolución verde, ya que las necesidades del comercio exterior y la búsqueda de beneficios tangibles a toda costa están desembocando en una ampliación, quizás incontrolable de las áreas y de los recursos naturales, siendo los sectores de mayor amenaza la agricultura y la minería pues constituyen las dos fuentes contaminantes y de degradación ambiental de primer orden en América Latinoamérica.

Como entender la Globalización
Existe una amplia polémica conceptual acerca del término globalización. Muchos sostienen que el término “globalización” no es apropiado porque supondría un fenómeno equitativo mundial, es decir, donde se considera que a todos los países se les beneficia por igual. Lo que estamos viviendo actualmente nos da muestras que la desigualdad al interior y entre países, regiones y bloques se ha agrandado en los últimos veinte años, por tanto esta consideración estaría dejando de lado las variables políticas, sociales, geográficas culturales y étnicas propias de cada país. En general podemos sostener que el término globalización en particular es usado por muchos pero definido por pocos. Los diferentes significados que se le atribuyen a este concepto tienen diferentes consecuencias para el mundo.

¿Cómo definir las señas de identidad de América Latina en un mundo globalizado?

Desde la década de los años 80 se han hecho más evidentes algunos de los problemas ambientales de alcance internacional, que más preocupan a la humanidad, tales como el agotamiento de la capa de ozono; el efecto invernadero; la pérdida de la diversidad biológica; la contaminación urbana; el tráfico trasfronterizo de desechos peligrosos; la contaminación de los mares, océanos y zonas costeras y el deterioro ambiental asociado a las condiciones de subdesarrollo y pobreza en que viven las tres cuartas partes de la población mundial. Se calcula que 60% de los pobres del Tercer Mundo viven en áreas ecológicamente vulnerables.
Ante esta realidad, constituye un lugar común afirmar que por motivos histórico-culturales, económicos y políticos de diversa índole las cuestiones ambientales no han preocupado demasiado en América Latina de manera tradicional. La escasa concienciación popular o de la contaminación "importada" desde los países centrales, fruto de la secular posición adjudicada a Latinoamérica en el sistema capitalista mundial.

Para comprender mejor el alcance de este fenómeno es necesario exponer las consecuencias más relevantes que sobre el medio latinoamericano ha tenido la llamada revolución verde.

La revolución verde: una estrategia capitalista y transnacional
Desde su existencia, la revolución verde, como era de esperar, no eliminó el hambre ni la miseria en el campo latinoamericano, pero agrandó las diferencias entre agricultores pobres y agricultores ricos y estimuló la concentración de la tierra, elevando su precio y al de los arrendamientos, al mismo tiempo que incrementaba la deuda externa de estos países. Asimismo, la utilización masiva de insumos y el empleo de variedades genéticas de alto rendimiento, a veces todo ello de forma innecesaria y desmedida, condujo al endeudamiento de los campesinos latinoamericanos, a un aumento de los costes de producción y al deterioro del medio natural.
Como señala Neto (1986), el monocultivo implica la disminución al máximo de la diversidad natural de los ecosistemas que permiten el mantenimiento de los equilibrios naturales. El resultado más evidente es la reducción de la diversidad de estos ecosistemas y la expansión de especies perjudiciales desde los puntos de vista económico y ambiental debido a la desaparición del mecanismo natural de control. Incluso muchos productos fitosanitarios de uso común en la agricultura latinoamericana están prohibidos o severamente controlados en los países desarrollados por tener un alto grado de toxicidad y poder contaminante.

Reflexión Final
La defensa de la ecología, la protección ambiental o el desarrollo sostenible son conceptos que se han convertido incluso en algo rentable para la imagen de empresas, instituciones y gobiernos de diverso signo. Todo el mundo intenta colocar una "etiqueta verde" sobre sus actividades y gestiones, aunque muchos de los agentes que han contribuido a la degradación ambiental por todos los rincones del planeta se hayan transformado de repente en defensores a ultranza de los valores ecológicos. También es cierto que tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados cada vez existen más colectivos (ONGs, grupos ecologistas, sindicatos, asociaciones de agricultores, movimientos populares socio-ecológicos…) y amplias capas de ciudadanos que adquieren conciencia plena del carácter finito de los recursos, de la insostenible degradación ambiental y del deber acuciante de legar a las generaciones venideras un medio sano y sin hipotecas, que sea capaz de satisfacer sus necesidades.

Resulta difícil que la globalización, pueda deparar para América Latina y los demás países subdesarrollados del mundo un deseable equilibrio entre la producción y la conservación de la Naturaleza. De nada sirve preocuparse por el efecto invernadero, los alimentos transgénicos, la destrucción de la selva tropical o la erosión y contaminación provocadas por la agricultura intensiva y comercial si se hace al margen, la lógica que alienta todo el proceso económico capitalista.

Bibliografía
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