jueves, 19 de mayo de 2016

AGUA QUE NO VAS A BEBER NO LA DEJES CORRER

Dra. Ninell Dedios MImbela

CIDMA PERU
“El agua, el aire y la limpieza son los principales productos de mi farmacia”.
 Napoleón Bonaparte.
Inicio la redacción del presente artículo realizando una reflexión sobre la cantidad de agua dulce que no es utilizada: en la agricultura, en el hogar, y en las diferentes actividades económicas que de manera cotidiana realizamos. El desarrollo de  prácticas ineficientes sobre el uso del agua en el mundo nos direcciona hacia una sociedad donde la brecha hacia un recurso tan preciado se hace cada vez mayor.
Lamentablemente en el mundo, más de 2.500 millones de personas viven en condiciones pésimas de higiene y saneamiento. La razón es que el agua es fundamental para el desarrollo de la gran parte de la labor que realizamos con esos fines. A diferencia del petróleo, el agua es esencial para la supervivencia y por tanto no hay sustitutos. El crecimiento demográfico exacerbará el problema, al igual que el cambio climático. Cuanto más crece la economía mundial, más sed de agua se tiene. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada día mueren alrededor de 3.900 niños a causa del agua sucia y de la falta de higiene; las enfermedades transmitidas a través del agua o de los excrementos humanos constituyen la segunda causa de muerte infantil en el mundo después de las enfermedades respiratorias.
Al pensar de forma globalizada comprenderemos que  los problemas derivados de la escasez del agua cruzarán las fronteras y en un futuro no muy lejano es altamente probable que las administraciones del poder no estén bajo las mangas de la tecnología sino de “Quien dispone de Agua”. Según informes del International Alert, indica que hay 46 países, donde viven 2.700 millones de personas, en los que el cambio climático y las crisis relacionadas con el agua crean un elevado riesgo de conflictos violentos. En otros 56 países, con una población de 1.200 millones de habitantes, existe un elevado riesgo de inestabilidad política. Esto es más de la mitad de la población mundial.
Entonces si sabemos que el agua es esencial para la vida y que ningún ser vivo sobre la Tierra puede sobrevivir sin agua. ¿Porque nos damos el lujo de desperdiciarla? Una persona puede sobrevivir un mes sin alimentarse, pero sólo siete días como máximo sin beber agua. La mayoría del agua que consumimos a diario procede de los alimentos pero se necesitan 450 litros de agua para producir un huevo de gallina, 7.000 litros para refinar un barril de petróleo crudo y 148.000 litros para fabricar un automóvil (Diario el Comercio, 2016).  Según el Informe de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, en el 2050, al menos una de cada cuatro personas vivirá en un país con escasez crónica o recurrente de agua. Por esta razón, tanto la escasez como la baja calidad del agua y un saneamiento deficiente afectan negativamente a la seguridad de los alimentos, las opciones de sustento y las oportunidades de educación, sobre todo las de las familias más pobres del planeta.
Sobre una Cultura del Agua
Ser conscientes de la problemática que nos aqueja y tener la responsabilidad de velar por su calidad y su cantidad es una tarea que nos atañe a todos desde el ciudadano a la institución y al país. Por ello es necesario adoptar prácticas que aseguren “agua para la vida” donde la  cultura del ahorro y protección del agua sea el pilar de la definición misma.
Bibliografía

http://www.cinu.org.mx/prensa/opeds/2008OPEDaguaesvida.html

No hay comentarios.:

Publicar un comentario